AMOR-DESEO-PASION:INEVITABLEMENTE JUNTOS?

 

 

¿Que es el amor? ¿que es la pasion? ¿Que es el deseo?. A los tres los buscamos constantemente, y a los tres en el mismo sitio: LA PAREJA. Pero, inevitablemente tienen que estar juntos? ¿significan lo mismo?

A pesar de lo que habitualmente se cree, el amor el deseo y la pasion no son tres aspectos simultaneos de una relacion de pareja, es más, por definicion, nunca pueden coincidir los tres en el desarrollo de la misma.

Al principio se va instalando el deseo, que puede ir convirtiendose en pasión. El objeto de pasion se convierte en objeto de necesidad sin el cual no podemos vivir. Buscamos constantemente su mirada para poder encontrar en ella esa imagen de nosotros mismos quen anhelamos. Busqueda anhelante y angustiosa que nos atrapa y de la que no podemos salir,persiguiendo ansiosamente esa mirada que sentimos por un instante ilusoriamente como  verdad.

Según vamos conociendo al otro y le vamos queriendo, el deseo inicial va disminuyendo hasta que queda instalado el amor.Al otro ya no lo podemos desear, pues ya le tenemos y le queremos. Pasa de ser objeto de deseo a ser objeto de amor. Pero para que no se cotidianize el amor y la relación, hay que  mirarle de vez en cuando, volviendo a ver aquello que en un principio admiramos de el/ella, recordando que no es nuestro, no lo tenemos del todo.Tenemos su amor, pero no a el/ella, y poder asi mirarle/la con un brillo de deseo, mezclado con admiración y satisfacción: es él o ella, está conmigo pero no es mio/a: me quiere, le/a quiero.

Etapas de una relación de pareja en donde buscamos en cada una una mirada diferente que nos haga sentir lo que anhelamos y deseamos. pero, ¿como es la mirada de pasión? ¿y la del deseo? ¿como es la mirada del amor?

En la mirada de la pasion buscamos aquello que podria ser significado en la mirada del felino. Salvaje, avasalladora, estremecedora atrayente y peligrosa. Electrizante, en donde la intensidad paralizante nos hipnotiza y esperamos con ansiedad, aun sabiendo que nos puede desgarrar. Todo nuestro ser esta alerta, vibrando, electrizado, en medio del juego entre la vida pujante de lo que significa y la amenaza latente de muerte y desgarro. Esto es la pasión, y esto lo que nos hace sentir. El otro , objeto de pasión, es el depositario del juego entre la vida y la muerte, el que nos da la vida con su presencia, o nos la quita con su ausencia. Juego entre necesidad y angustia que nos paraliza, como en un juicio final, en donde nuestro DIOS/DIOSA (él/ella) nos hace vivir o morir.

En la mirada de deseo podriamos ver reflejado lo que significamos en la mirada del aguila. Majestuosa, intensa, penetrante, vital e inquietante, pero no descontrolada. En ella buscamos el interrogante intenso y el sentido de la vida. Es una mirada que nos vitaliza para actuar, para buscar, en donde el otro es el rey/reina que nos empuja, que nos motiva. Tiene el poder de darnos vida, no la vida.

En la mirada del amor encontramos la mirada del semejante, en donde vemos reflejada la paridad, lo conocido en lo diferente. Damos y nos dan, en un juego de complementariedad que nos enriquece. El otro no es un dios/a ni un rey/reina, es un otro similar y diferente, y por eso podemos apoyarnos e impulsarnos, reconocerlo y reconocerme, verme y verlo. Es una mirada de apoyo y reconocimiento, que nos da fuerza, seguridad y estimulo. Hace que sintamos al otro a nuestro lado, alejando de nosotros la sensación de soledad, sintiendo que tenemos un compañero/a de viaje en el camino de la vida con el que podemos contar, no para que nos soluciones nuestras dificultades, pero si alguien en que podamos apoyarnos y apoyarle a la hora de enfrentar las dificultades y vicisitudes que el discurrir de la vida nos presenta. Alguien con quien poder enriquecernos, avanzar y reirnos, proporcionándonos aquello que mas anhelamos: no sentirnos solos.

 

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